
Por sus venas corre sangre musulmana y cristiana. Y eso marca carácter. Se llama Perla Alí y es nieta de un pakistaní que emigró a Madrid, donde nacieron y se criaron sus doce hijos. “La religión de mi padre no afecta a mi carrera, él me respeta. El resto de mi familia paterna no soporta Telecinco. Podría pasarme 24 horas en pantalla y no se enterarían”, asegura divertida esta madrileña, doblemente pretendienta en Mujeres y Hombres y Viceversa. De ella se ha hablado mucho, especialmente por un tema: su edad.
En el programa han dicho que tenía 50 años, 40, 34… Ha enseñado su DNI y dijeron que era falso. Zanjemos el tema desde el principio.
Tengo 35 años, pero en el programa nunca he mentido sobre mi edad. No entiendo por qué se ceban conmigo. Me atacan porque me ven monísima, guapísima, que estoy buenísima y eso les da coraje (risas).
Nagore Robles le mete mucha caña…
Creo que está enamorada de mí (risas). A mí me encanta ella, se pasa y ha dicho cosas que me han dolido, pero es su papel y a veces se le va de las manos. Es una tía de puta madre, se parece mucho a mí, me gusta que den caña. Y Steisy es guay pero me ataca por envidia, me pasa mucho.
Pero quizá se pasan con la broma.
Yo soy súper divertida. Es verdad que hay veces que me toca, pero se me pasa. He sufrido mucho y estas cosas no me afectan. Es más, me río.
¿Por qué dice que ha sufrido mucho?
He tenido problemas, he sufrido… [titubea, no quiere hablar y al final se decide]. Cuando tenía 16 años sufrí un deshaucio. Me tuve que poner a trabajar porque teníamos que seguir pagando la casa. Fue muy duro y más con esa edad. Tienes la sensación de empezar a vivir de cero. No teníamos dónde ir, nos dejaron una casa y un día llegué y estaba cerrada, no pude entrar. Perdí las pocas cosas que me quedaban. No tengo recuerdos materiales de mi niñez, ni fotos…
¿Y qué hizo?
Trabajar en el Burguer King, repartir comida en un restaurante chino, barrer pelo en una peluquería, en Mango, Zara… Hasta que entré en una cadena de ropa de lujo en Puerto Banús y ahí llevo 13 años. El desahucio me marcó mucho, me convertí en una luchadora, con 22 años me compré mi casa, llevo trece pagándola tan feliz. Es mi palacio.
¿Tuvo que abandonar los estudios?
En parte sí. Yo quería estudiar Arte Dramático y no pude hacerlo hasta los 23 años, cuando comenzó a estabilizarse mi vida. Me encanta actuar, he trabajado en La que se avecina haciendo de prostituta inválida, hice publicidad de telefonía en Italia… He hecho mis cosas antes de MYHYV.
¿Y por qué fue a ese programa que a su lado parece Niñas, niñatos y viceversa?
Hay gente súper guay que me encanta, pero es verdad que soy mucha mujer para un programa con tantos niñatos. Llevo cuatro años sin pareja y quería encontrar el amor. Evidentemente, me gusta la televisión, como a todos los que van. Si no, ligaría por la calle y punto.
¿Y nunca piensa eso de qué pinto yo en este programa?
¡No, al reves! ¡Qué pintan ellos, que son todos iguales! (risas). Me veo por encima, en la vida marca la diferencia la experiencia, no la edad.
¿Le gustan los yogurines?
Me gustan más mayorcitos, pero las de más de 30 volvemos locos a los yogurines. Eso mola, pero cansa porque tienes algo con ellos que sabes que no va a ir a más.
¿Está en la madurez sexual?
Claro, y ellos lo notan. Es probar y se dan cuenta. Yo con 23 años también era una niñata, me quedaba tumbada tiesa y no había quien me moviera.
¿Y ahora lleva la batuta?
Hombre, también me gusta que lleven la batuta, ¡pero es tan difícil encontrar una buena batuta! (carcajada).
En el programa ha bailado la danza del vientre. ¿Es tan sensual y sexual?
Muchísimo, los hombres piensan que soy fría y soy muy pasional, lo doy todo en la pareja.
El último tronista le dio boleto rápido, ¿volvería a MYHYV?
Como pretendienta, no. De tronista, sí.
¿Y ahora qué?
Encontrar pareja, seguir trabajando, que me den más oportunidades como actriz. Quiero entrar en GH VIP, daría lo que no está escrito, trastocaría el mundo televisivo. Soy diferente, alocada. He perdido tantas cosas en mi vida que ahora sólo puedo ganar. | Sigue leyendo.